Cintya apareció abandonada al otro lado del camino junto a sus cuatro cachorros un día sábado de octubre. Con la ayuda de Leo la tomamos y la trasladamos a una casa apartada del resto para ambientarla.
Se mantuvo alejada por algunos días, mientras amamantaba a los suyos y a otros pequeños que habían llegado esos días al refugio.No tuvieron buen destino, ni los de ella ni los ajenos. Todos irían muriendo de distemper. Se quedó abandonada y más sola. Comenzó a hacerse más sociable y a frecuentar el grupo hasta hacerse una más de él. Ganó peso y espontaneidad. Su carácter alegre siempre nos acompañó durante meses en nuestras visitas semanales.
En algún día de enero decidimos que, habiendo transcurrido unos seis meses desde su preñez anterior, era tiempo de esterilizarla. Así lo hicimos y tuvo una buena recuperación. Por esos días, Rosi había publicado su foto en el facebook y prontamente encontró una familia que quiso adoptarla. Un domingo de mediados de febrero sus nuevos padres vinieron a conocerla. Congeniaron pronto y partió a su nuevo hogar. Junto a ella, también, partió la cachorra que la noche anterior habíamos bajado desde la cumbre a este refugio para protegerla. Ahora, ambas viven en Pirque y, según nos cuenta Miguel, su nuevo amo, se han adaptado muy bien.
A ellos, nuestro agradecimiento por habernos ayudado a terminar con su abandono.