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Historias

La Flaca vive sola. Se decidió a abandonar el refugio cuando la relación con las otras hembras se deterioró demasiado. Había tenido cachorros en julio. Sólo pudimos verlos en una ocasión. Nunca supimos qué pasó con ellos. Después de eso y cuando los hijos de la Dayana hubieron nacido, se decidió a partir. Por septiembre se asentó en un basural junto al camino. Con unos trapos y unos trozos de espuma le acomodamos una cama bajo un espino.
Después quedó preñada y sólo venía a comer y tomar agua.

Lucas llegó un día cualquiera, como muchos, sin anunciarse. Nos dimos cuenta de su presencia cuando dejamos alimento junto a la casa que había comenzado a habitar. No movió la cola ni ladró ni hizo gesto alguno de amistad, complacencia o enojo.

Un día en que nos encontrábamos dejando alimento y agua en el refugio que nosotros llamamos "La casa sola", apareció una hermosa perra de negro y lustroso pelaje. Detrás de ella, caminando con mucha dificultad, venía un macho de color café indefinido, muy enflaquecido y maltratado. Se acercaron al alimento pero no permitieron que los acariciáramos. La hembra huía al menor intento y el macho nos mostraba sus colmillos. Se notaba a simple vista que su experiencia con los humanos no había sido buena.

Ambas fueron abandonadas a mediados de diciembre. Aparecieron juntas un día cualquiera. Se instalaron sobre un colchón botado junto al camino durante el día. Por las noches bajo el mismo en un pequeño espacio. Pasaron varias semanas para que nos dejaran acercarnos por lo que hubo que llevarles alimento y agua hacia donde estaban. Después, algún menesteroso se llevó el colchón y se quedaron sin abrigo. Empezaron, entonces, a vivir bajo un pequeño matorral. Luego les trasladamos una casa para que vivieran.

Despertó sobresaltado. La lluvia caía copiosamente sobre el techo de zinc. Las ramas del molle rozaban suavemente la ventana.. "Afuera debe hacer frío", pensó. Se quedó escuchando llover. Escuchando el viento pasar por entre las hojas de los árboles.

Lo encontraron un sábado de abril. Noche oscura y cálida. Al mirarlo, Estela se dio cuenta que una de sus patas estaba fracturada.Debe haber tenido unos seis meses por ese entonces. Lo trasladaron desde el basural hasta una de las casas y lo dejaron junto con comida y abundante agua.

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No al maltrato